Episodio quebrístico y otros cuentos...

Al menos una vez por año en cada hogar dominicano, se produce una alineación de los planetas que coincide con una baja económica y el apoderamiento de la morada por un aura extraño y abominable con efectos electromagnéticos diversos que causan un mal funcionamiento en los electrodomésticos y otros aparatos. Mientras que el dominicano común y corriente (a quien le sirva el sombrero que se lo ponga) suele llamarle ''La sal''; nosotros en Medicaos tenemos clase, estilo y estamos en la vanguardia lingüística así que le denominaremos ''Episodio Quebrístico''




Mientras el aura pelvelsa en esta ronda, atacaba la licuadora, la tostadora, la plancha, el vehículo de mi madre, mi tableta (sí, de nuevo...) y hasta la lavadora de platos, todos nos las apañábamos vertiginosamente pegando con pegamento de tubería [PVC] todo aquello que pudiera ser pegado y haciendo módicos recortes económicos que incluían hasta la comida rápida. (Tuve que renunciar a mi Burrito Supremo en Taco Bell por una malvá' plancha y eso es casi tanto como tener que renunciar a mis aceitunas rellenas de anchoas)

En uno de mis arranques tumultuarios, mi vehículo comenzó a botar aceite como si la vida fuera un relajo, no tan dramatico como en las peliculas y eso, pero bastante mal. Entre una cosa y la otra y casi empujado el automóvil, pude llegar al taller de Viamar donde una secretaria con una hermosa sonrisa pero con una horrible actitud y tonta como una puerta le dio ingreso al vehículo en el refinadísimo pero lento taller.

Yo por mi parte, me entretuve mientras leyendo un libro de Isabel Allende en una incómoda silla que daba justo frente a un par de escritorios de los representantes de ventas en la división de vehículos nuevos. Siempre he dicho que los vehículos nuevos tienen un olorcito a avispitas bastante acogedor, nada parecido al hedor que desprendía el señor que ahora había entrado por la puerta vistiendo harapos, con el cabello descuidado y una camisa que si fuera un pelín más vieja, ya pudiera abotonarse sola.

Mientras caminaba hacia el mostrador con una bolsa azul de gimnasia cuya tipografía de Go Lakers! casi ni se leía por los años, generaba un sonido singular por el roce de sus samurais aplátate'ahí con el recién pulido marmol de la agencia, todo el mundo en el salón se había quedado perplejo, observándole fijamente. Era claro que este tipo de persona, no pertenecía al lugar en el que se encontraba.

''Yo quie' comprale un carro a mi hijo quel' va ahora a entrá' a etudiá''

Fue lo primero que dijo, balbuceando y con una dicción bastante cuestionable. Por su parte, los vendedores debatían casi en secreto con sus manos debajo del escritorio, cuya pared frontal era transparente y permitía a todos los que estábamos sentados en mi banco, percibir la acción menos profesional de la semana. (Y mire, que vivimos en un país donde progresivamente se rompen los récords mundiales del peor servicio al cliente)

''El vehículo más barato en esta agencia ronda por los 22,000 dólares''.- Dijo uno de los vendedores con aire desesperanzador. En ese momento otro de los vendedores, viendo que se había formado un silencio gutural en el enorme salón, se sintió algo anonadado por las palabras de su colega y con algo de miedo a que el karma producto de este día, decidiera hacerle pasar un mal rato, decidió mostrarle los automóviles que estuvieran en el salón de Mazda. Pensaría él que quizá solo perdería veinte minutos de su vida, la comisión por la venta de un vehículo era algo que ya estaba fuera de la mesa.

Yo había soltado ya mi libro y al igual que otros que nos encontrábamos en el Showroom, comenzamos a prestar atención a como se desenvolvería esta situación tan singular. El hombre que parecía que había vivido debajo de un puente durante los últimos diez años, mostró particular interés en un modelo Mazda 3, valorado en unos 24,900 dólares. Su mirada era vacía y calculadora, como del que no quiere la cosa pero al mismo tiempo como si estuviera muy concentrado en todo lo que pasaba a su alrededor. He de confesar que miradas de ese tipo no se ven todos los días, él sabía que algo con seguridad pasaría esa mañana.




Sorpresa fue la de todo el mundo cuando el hombre vació su bulto de gimnasia del cual se desprendieron innumerables fajos de dólares que cayeron despavoridos sobre el escritorio de uno de los vendedores, causando estruendo en todo el salón.

 Todo lo que dijo ''Ahí hay 25,000, cuéntelo y dígame.''. Atonitos se quedaron todos y no sabían ni como proceder... Yo por mi parte nunca había visto que nadie pagara un vehículo al cash, mucho menos alguien que parecía un recolector de basura. Es más, nunca había visto tanto dinero junto.

La Yafreisi que estaba detras de mi, susurró bajito: ''Pero minimo nalcotraficante' '', a lo que la cincuentona que estaba a mi lado respondió ya con su revista ''Home and Gardens'' cerrada entre sus piernas: ''Ya uno no sabe quién está metido en la ré' ''. Por un momento pensé en corregirle pero luego me abstuve. De todas formas esa revista se veía bastante gruesa...

Tan pronto como el vendedor delegado se re-incorporó, se llevó al viejito pobre, que terminó siendo rico a un salón aparte donde entiendo que discutirían al respecto de su nueva adquisición, mientras otra secretaria poco diligente y con mala cara, contaba el dinero.

La única moraleja de esta historia es que las apariencias tienden a engañar: No todo el que parece un arrancado lo es, ni el que parece ''estar en la silla'' lo está. (¿De verdad acabo de utilizar esa expresión? No me apuñalen, el Chanel puede caerse al suelo uno que otro día.)

Alternamente podríamos aprender también que es bueno atender a su cartón, porque con lo mucho que me había entretenido, no me había percatado que ya me habían llamado seis veces por el altavoz para decirme que mi auto ya estaba listo y yo por andar comiendo boca like a boss, perdí parte de mi valioso tiempo en una bella y quebrada mañana.

Resultó no tener más que un tapón de nosequé suelto. Todo una suerte, la verdad es que me encantan las buenas sorpresas de este tipo: Que algo se vea realmente caro, puede que en uno de cada mil casos no lo sea.

Los adoro y espero leerles la próxima semana. ¿Cómo les está tratando la vida? ¡Parece que hace una eternidad no nos leemos! Sí, sé que hace solo una semana y que soy un showsero, pero es que los extraño,

Ariel Saint. 

8 thoughts on “Episodio quebrístico y otros cuentos...

  1. Entonces él tiene apariencia de recolector de basura, pero compra un carro de 25k dollars y no quiere que las apariencias engañen y se va montado en eso. No way!

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  2. No era para él, era para su hijito. Dudo que él mismo se lo llevara conduciendo aparte de que el detalle está en que él no es que quiera aparentar en 'recolector' es que simplemente se siente cómodo viviendo en esa miseria (Y no es que deba ser así, pero lo más sano es no vivir de apariencias)

    Gracias por leer nos, un abrazo.

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  3. Excelente artículo, me endantó.

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  4. es interesante ese articulo, quien pensaria que un arrancao´ tendria tanto cuaLto. en verdad que las apariencias engañan.

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  5. Contando experiencias mútuas, he tenido la oportunidad de vivir con Viamar ya por casi 14 años. Y te confirmo, cada día se ponen menos serviciales y más "juzgones"... Ya ni voy para alla a verlos, porque me ven la cara de "muchachito".

    Por cierto, eso del tapón de nosequé suelto, es una advertencia :P.

    Buena anecdota!

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  6. Excelente articulo, animate y escribe algo de la torminta.

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  7. Te he confesado que eme encanta como escribes??? Bueno, me encanta jajaja

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  8. Espero con ansias un articulo sobre la UNPHU con relacion esto ;)

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Saint Domingue, Dominican Republic
18 Años, extrovertido, estudiante de medicina, sin mucho que decir de sí mismo que no sea percibido por otro. Crea un blog para compartir su vida, virtudes, errores y sueños húmedos.
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